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MONTEVIDEO ME MATA: PASIVA BLUES
Cervecería La Pasiva, frente a la Intendencia de Montevideo, sobre Ejido, un par de calurosas horas tras el mediodía del martes 21 de enero. Ya terminé mi chivito a la canadiense, acabo de comenzar mi segundo chopp y la única comensal que acelera mi torrente sanguíneo está a los besos con otro. Historia repetida, me dije, mientras observaba a tres palomas que peleaban en el suelo por una generosa porción de pan con mayonesa, gracias a la gentileza de un alma caritativa o a la torpeza de un comensal porcino.
La paloma más grande se posesionó del trozo de pan, pero no podía comerlo porque estaba obsesionada por espantar a sus dos competidores. En más o menos diez minutos ni siquiera le dio un picotazo: los perdió alejando a sus rivales. El trozo era harto suficiente para las tres, pero esa reflexión supera la modesta capacidad intelectual de una paloma. Las dos palomas más chicas hubieran podido alejar a la mayor si cooperaban, pero esa reflexión también supera la modesta capacidad intelectual de una paloma. Pensé en lo que haría en la misma situación un ser inteligente.
Lo primero que se me ocurrió fue que cortaría un pedazo de pan (ni siquiera necesita ser muy grande), lo separaría a su vez en dos y arrojaría una mitad a cada uno de los otros, mientras se queda muy contento con la tajada principal. Otra salida, inteligente hasta la perfidia, sería arrojarle un solo trozo a los demás y dejar que se maten por él. Finalmente, me pareció que, a largo plazo, la salida más inteligente es compartir: en otra oportunidad, la posesión del mendrugo bien le pudiera corresponder a otro. Todo esto en un plano meramente utilitario: no hay moral ni ética en la naturaleza, que es un gran restaurante, como suele decir el Indio Solari.
Un chico de unos diez años andaba por las mesas pidiendo unas monedas a cambio de una fotocopia de la letra de una canción de Silvio Rodríguez. No tuvo mucha suerte; estábamos entretenidos con los mendrugos.
Una versión previa fue reproducida en la revista virtual uruguaya LadoB..., en su número 25 - mayo de 2003.
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