JUAN DOMINGO PERÓN, por Jorge Zanatta *
Juan Domingo Perón, bautizado como Juan Sosa en 1898, nació en Roque Pérez en 1893, de padres que no se casaron legalmente hasta 1901. La documentación que acredita su nacimiento en Lobos en 1895 fue fraguada por iniciativa de su abuela paterna, Dominga Duteil, para facilitar su ingreso al Colegio Militar en 1910.
Se graduó en 1913 como subteniente de Infantería. En 1929 se casó con Aurelia Tizón y obtuvo su diploma de oficial de Estado Mayor. Participó en el alzamiento militar que derrocó al presidente Hipólito Yrigoyen en 1930 y abrió el camino a los años de imperio del fraude y la corrupción que conocemos como la Década Infame. Como ayudante de campo del Ministro de Guerra Manuel Rodríguez, participó en el apoyo clandestino que Argentina dio a Paraguay durante su guerra con Bolivia. En 1938 murió su esposa, y al año siguiente fue destinado a Europa, donde fue testigo del auge del fascismo y de los primeros años de la Segunda Guerra Mundial. Regresó en 1941, para sumarse al grupo de militares nacionalistas que se hizo con el poder en 1943.
Perón, verdadero cerebro en las sombras de la dictadura, defendió la neutralidad argentina en la guerra, aprovechando que los todavía poderosos intereses británicos diferían de los norteamericanos en ese aspecto. También abrió el juego al mundo de los trabajadores, combinando medidas progresistas y apoyo a los gremios de dirigentes adictos con la persecución a los sindicalistas díscolos. Cuando la derrota del Eje inclinó la balanza en favor de los sectores cercanos a los Aliados, fue obligado a renunciar. Una manifestación de los trabajadores, apoyada por los sectores fieles a Perón que aún quedaban en el gobierno, logró su regreso el 17 de octubre de 1945. El coronel, ya ascendido a general y casado con la actriz María Eva Duarte, armó de apuro un partido con apoyo financiero de la compañía CHADE, a cambio de archivar las acusaciones que pesaban sobre la empresa, y ganó las elecciones presidenciales de febrero de 1946.
Su primer gobierno contaba con un respaldo económico muy sólido, acumulado gracias al comercio internacional durante la guerra. Emprendió un ambicioso programa de obras públicas y un generoso programa de beneficios sociales, con la primera dama como escudera. La omnipresente red de propaganda de su gobierno presentó como la revolucionaria recuperación de los ferrocarriles a la nacionalización que los dueños británicos buscaban desde 1941, pagando el precio que ellos mismos deseaban percibir. Pero no fue capaz de establecer las bases económicas imprescindibles para sostener el ritmo del progreso, y hacia 1950 sobrevino una aguda crisis económica. A ella se agregaron la muerte temprana de Eva Perón en 1952 y una serie de escándalos y despilfarros originados en la conducta de empresarios amigos del régimen, como el cuñado del presidente, Juan Duarte, o el antiguo enfermero del Colegio Militar Jorge Antonio, enriquecido súbitamente con la representación de capitales alemanes. Cuando Perón se enemistó con la Iglesia, perdió el apoyo de sectores importantes de las clases medias y de las Fuerzas Armadas, y fue derrocado en 1955. Perón huyó al exilio, primero en Paraguay y luego en otras naciones de América, hasta que fijó domicilio en Madrid en 1961, el año en que se casó con una bailarina llamada María Estela Martínez.
Perón vivió su exilio español gracias al apoyo financiero de Jorge Antonio, en quien muchos quisieron ver a un testaferro. También mantuvo buenas relaciones con empresarios ligados a la extrema derecha europea y a la Iglesia, como Licio Gelli. Cuando la pulseada entre el poder económico y militar de la Argentina y los partidarios de Perón derivó en un empate catastrófico, el dictador militar Alejandro Lanusse inició una negociación con el líder exiliado, sobre la base de la devolución de su fortuna confiscada y del cadáver de Eva Perón, sustraído en circunstancias oscuras en 1955. La Iglesia colaboró, interesada en la pacificación del país ante el surgimiento de grupos armados de izquierda que reivindicaban a Perón, y fue así que el anciano ex presidente pudo regresar al país en 1972. Al año siguiente Héctor Cámpora, un peronista, ganó las elecciones presidenciales, pero renunció al cargo para permitir que nuevos comicios consagraran el regreso al poder de Perón, lo que sucedió en setiembre de 1973.
Pero su tercer y útimo período presidencial estuvo ensombrecido por la violencia desatada entre sus partidarios de derecha y de izquierda, así como por el empeoramiento de la situación económica internacional producida por la Crisis del Petróleo. Perón intentó una apertura exportadora hacia las naciones del bloque comunista y a las inversiones de capitales italianos relacionados con el mencionado Licio Gelli, a quien llamativamente concedió condecoraciones y cargos diplomáticos. Pero su salud estaba debilitada y falleció el 1o. de julio de 1974. Sus imponentes exequias fueron acompañadas por millones de personas, que lamentaron su deceso. Fue sucedido en el cargo por su vicepresidenta, su propia esposa María Estela Martínez, cuyo principal asesor era el valet personal de Perón, José López Rega, un nefasto personaje ligado al submundo del ocultismo y las sociedades secretas de ultraderecha. Su gobierno fue desastroso, y acabó en un golpe militar en 1976.
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JUAN DOMINGO PERÓN, por Santiago Zavala *
Juan Domingo Perón nació en Lobos en 1895. En 1910 ingresó al Colegio Militar, del cual egresó como subteniente en 1913. Ascendió por el escalafón de una institución autoritaria moldeada según el ejemplo de su par prusiano, y su primera participación política destacada es en el golpe de Estado que impone la dictadura profascista del general José Félix Uriburu en 1930 y abre las puertas a más de una década de gobiernos sustentados en el fraude electoral.
Durante esos años fue ayudante de campo del Ministro de Guerra Manuel Rodríguez y agregado militar en Chile. En 1939, tras enviudar de su primera esposa Aurelia Tizón, fue enviado a Europa, donde se llenó de admiración por el régimen fascista de Italia, primero, y por la maquinaria militar de la Alemania Nazi, después.
De regreso al país en 1941, se unió a los grupos de militares nacionalistas que deseaban implantar un régimen autoritario y asociar a la Nación al Eje, por entonces triunfante en los campos de batalla de Europa, África y Asia. Uno de estos grupos, el llamado GOU, se hizo con el poder tras derrocar al presidente Ramón Castillo en 1943. La dictadura sobreviniente encarceló dirigentes opositores y líderes sindicales, anuló la libertad de prensa, restableció el carácter confesional de la educación pública y colaboró activamente con los intereses alemanes en América, llegando incluso a apoyar un golpe de Estado en Bolivia. Perón, como eminencia gris de esa dictadura, orquestó una alianza con sectores empresarios y de la dirigencia sindical, según el modelo del fascismo. Cuando la victoria de los Aliados en la Segunda Guerra Mundial era un hecho, Perón fue desalojado del poder, al cual lo devolvió una manifestación adicta el 17 de octubre de 1945. Ya casado con la actriz María Eva Duarte, Perón se lanzó a la conquista del poder mediante elecciones libres. Con el apoyo de la Iglesia, el Ejército, la Policía, la red oficial de radiodifusión y la dirigencia sindical, Perón ganó las elecciones y asumió la presidencia en junio de 1946.
Su gobierno fue autoritario, aunque también muy popular. Expandió desde el Estado los beneficios sociales, la infraestructura y la base industrial del país, al tiempo que encarcelaba dirigentes opositores, silenciaba la prensa libre, reformaba la Constitución para facilitar su perpetuación en el poder y sentaba las bases de un desaforado culto a la personalidad, centrado en sí mismo y en su esposa Eva. Con la colaboración del Vaticano y de la dictadura del Generalísimo Francisco Franco en España, prohijó una red de fuga de nazis y fascistas europeos que ayudó a huir a, entre otros, Adolf Eichmann, Ante Pavelich, Erich Priebke, Eduard Roschmann y Josef Mengele.
Su segundo gobierno, iniciado en 1952, ya mostraba inequívocos signos de desgaste. La economía dirigista había entrado en crisis, Eva Perón había muerto, y el componente autoritario del régimen se hizo aún más acusado. Cuando Perón perdió el favor de la Iglesia, las Fuerzas Armadas y una parte de la clase media hacia 1954, las cartas estaban echadas: Perón fue derrocado al año siguiente, luego de un cruento alzamiento militar, y debió iniciar un exilio que duraría 17 años.
Tras gozar de la hospitalidad de los dictadores de Paraguay, Panamá, Venezuela y la República Dominicana, Perón se afincó en la España de Franco en 1961, el año en que contrajo matrimonio por tercera vez. En su exilio español se relacionó con jerarcas del franquismo como el coronel Enrique Herrera Marín, viejos nazis como Otto Skorzeny o criminales de guerra croatas como Milo de Bogetich, aunque también se hacía un tiempo para recibir a un admiradísimo Ernesto Guevara, que lo visitó disfrazado de sacerdote. Ese juego pendular entre derecha e izquierda fue manejado por Perón con mano maestra. En 1970 apoyó a la insurgencia que lo reivindicaba desde la izquierda, obligando a la dictadura militar argentina de ese entonces a negociar con él y permitir tanto su regreso como una salida democrática. Perón regresó al país brevemente en noviembre de 1972, y en forma definitiva en junio de 1973. El presidente surgido en elecciones, Héctor Cámpora, renunció a las pocas semanas para dar paso a nuevas elecciones que permitieran el regreso de Perón a la presidencia, que se produjo el 12 de octubre de 1973.
Pero la insurgencia que había ayudado a prepararle el camino de regreso al poder se reveló inmanejable una vez que éste se produjo. Perón habló alguna vez en confianza, en Madrid, de la necesidad de un "Somatén", un antiguo cuerpo paramilitar catalán que la dictadura española de Primo de Rivera había refundado. A las pocas semanas de su regreso a la presidencia apareció algo parecido: se llamaba Alianza Anticomunista Argentina, o Triple A, como se la conoció popularmente. Sus crímenes ensombrecieron aún más los últimos meses de la vida de Perón y el subsiguiente período presidencial de su vicepresidenta, su propia viuda. Tras su muerte el 1o. de julio de 1974, llorada por sus millones de partidarios, Perón le legó al país una situación económica muy complicada y una guerra intestina de baja intensidad, que estallarían en manos de su sucesora y crearían las condiciones para la llegada de una nueva dictadura en 1976, la más cruel de la historia argentina.
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JUAN DOMINGO PERÓN, por Juan Domingo Cangallo *
Juan Domingo Perón nació en Roque Pérez en 1895, de padres que no se casaron hasta 1901. Incluso en su acta de bautismo figura con su apellido materno Sosa. Esta situación, que hasta no hace tantas décadas era un estigma, tal vez lo haya predispuesto a prestar atención a las necesidades de los humildes.
Entró a la carrera de las armas en 1910, haciéndose notar por su inteligencia y su capacidad. En 1917 y 1919 fue enviado con tropas a su mando a mantener el orden en situaciones de huelga, destacándose por haberse negado a reprimir a los huelguistas. En los años '20 se convierte en profesor de la Escuela de Guerra, escribe libros de su temática profesional y se destaca por su comprensión de los límites que la cuestión social impone al reclutamiento de tropas aptas para combate, cuestión que marcaría para siempre su abordaje de los asuntos públicos.
En 1929 se casa con Aurelia Tizón, que muere en 1938. Al año siguiente es enviado a Europa, donde pasa dos años interiorizándose en diversos aspectos, desde la economía hasta la formación de tropas de montaña. En 1943 participa del grupo de oficiales nacionalistas que derroca al gobierno fraudulento del presidente Ramón Castillo, y a fin de año propone la creación de una Secretaría de Trabajo y Previsión y se convierte en su primer líder. Lleva a cabo una labor fundacional en el terreno, sumando amistades y apoyos en el mundo sindical. Defiende con firmeza la neutralidad argentina en la Segunda Guerra Mundial, al precio de enemistarse con los partidarios del Eje dentro de su propio grupo de oficiales nacionalistas y con los de los Aliados. En 1944 conoce a la actriz María Eva Duarte, que al año siguiente se convertiría en su segunda esposa y su más firme partidaria. La presión de los Aliados arrecia con el fin de la guerra y se ve obligado a renunciar a todos sus cargos, hasta que una impresionante manifestación de los trabajadores el 17 de octubre de 1945 empuja a sus enemigos a retroceder. A los pocos meses derrota a la Unión Democrática, la alianza de todos los partidos bendecidos por el poder económico y la embajada norteamericana, y asume la presidencia el 4 de junio de 1946.
Su gobierno montó el estado de bienestar más sólido de toda Iberoamérica, expandió la infraestructura y la base industrial, al tiempo que intentó acrecentar los grados de libertad que un gobierno argentino podía contar en los años de posguerra. Su esposa Eva Perón lo acompañó sin fisuras en su labor, convirtiéndose en un ícono internacional. El boicot económico de Estados Unidos, un par de malas cosechas y las limitaciones de la estructura económica argentina llevaron a unos años de escaso crecimiento, que de todos modos no menguaron su popularidad. La prematura muerte de su esposa a los 33 años, en 1952 y el endurecimiento de la oposición debilitaron a su segundo gobierno, que fue derribado por un cruento alzamiento militar apoyado por la Iglesia y el Reino Unido en setiembre de 1955.
Perón partió al exilio, pero sus partidarios no lo olvidaron y lucharon durante años hasta obtener su regreso en noviembre de 1972.
Consciente de que debía construir una base más sólida para un futuro y previsible gobierno peronista, Perón anudó lazos con algunos de los líderes más encarnizados de la oposición a sus presidencias, como los dirigentes radicales Arturo Frondizi y Ricardo Balbín. Intentó encauzar dentro de los límites de su movimiento a la insurgencia de izquierda que se levantó en armas en su nombre, y logró encolumnarla tras la candidatura de un viejo dirigente peronista, Héctor Cámpora, que resultó vencedor en las elecciones presidenciales de marzo de 1973. Pero las tensiones desatadas por el proceso no se calmaban, y entonces Perón decidió tomar para sí la tarea de conducirlas. Su definitivo regreso al país en junio de 1973 terminó en un enfrentamiento de facciones peronistas con decenas de muertos. Cámpora renunció a las pocas semanas, abriéndole el camino a su líder para retornar al poder, lo que fue consagrado en las elecciones del 23 de setiembre. El 12 de octubre de 1973, Juan Domingo Perón asumió por tercera vez la presidencia de la nación argentina, acompañado en el ejercicio de la vicepresidencia por su tercera esposa, María Estela Martínez, con la que se había casado en su exilio español en 1961. Con su salud resentida, el anciano líder intentó sobreponerse a una situación internacional hostil, caracterizada por la presencia de dictaduras militares pronorteamericanas en los estados vecinos y los coletazos de la crisis petrolera desatada casi simultáneamente con su regreso al poder. La imposibilidad de pacificar el país amargó los últimos meses de vida de Perón, que falleció el 1o. de julio de 1974, en medio de un dolor popular como muy pocas veces presenció el país.
Pronto su esposa y sucesora se reveló totalmente incapaz de manejar la situación, y las Fuerzas Armadas tomaron el poder en marzo de 1976, desatando un baño de sangre que tuvo entre sus objetivos l destrucción del peronismo. El horror que la barbarie produjo y la aguda incapacidad de los centuriones garantizaron que el objetivo de borrar de la historia argentina al movimiento fundado por Perón no se cumpliera.
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