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EL ROCK DE LA VENGANZA (PARTE II DE II)
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Llega la entrega final de esta serie de dos notas en las cuales el doctor Alan Grant, paleontólogo musical de cabecera de esta página, excava el pasado del rock en busca de canciones cuyo tema es la venganza, y vuelve a la superficie tras desenterrar para nosotros canciones de los Beatles, los Rolling Stones, Bob Dylan, The Byrds, Keith Richards, John Lennon, Steely Dan, Pink Floyd, Lynyrd Skynyrd, Fleetwood Mac, Ramones, The Police, The Cure, Radiohead, Phil Collins, Pearl Jam, Nirvana, Alanis Morissette, Ben Folds Five y Cake. Tal vez, un día el doctor vuelva sobre el tema con una lista similar pero con canciones del rock argentino.
"La venganza nunca es buena, mata el alma y la envenena".
El Chavo del 8
In the air tonight, Phil Collins, 1981 Una canción muy simple y tremendamente efectiva: un loop con mínima percusión electrónica y apenas tres acordes, un groove perfecto, una gran interpretación vocal que apenas deja traslucir la ira, y unos sensacionales redobles de batería que, en la mitad del tema, liberan la tensión contenida. Si a ello le sumamos que la letra habla de una infidelidad, aparentemente descubierta de un modo ostensible, tenemos al tema perfecto para este artículo, y desde aquí expresamos toda o casi toda nuestra solidaridad, digamos 5/7 de nuestra solidaridad, al bueno de Phil, por su ingreso al Salón de la Fama de los Cornudos.
Ciertos versos ("bueno, si me dijeras que te estás ahogando / no te daría una mano") dieron pie a uno de los más idiotas mitos urbanos que se recuerden desde la invención de las urbes: el que afirma que Collins presenció el momento en que un hombre se negó a socorrer a otro que se estaba ahogando, y que la letra describe esa situación. Es cierto que el arte nunca tiene un significado unívoco, y que el público puede encontrar en una obra sentidos que el autor ni siquiera sospechó. Pero si el sentido que encontrás nace de una interpretación, más que literal, mecánica... flaco, tu ser marida de lo más bien con un chaleco de fuerza.
La canción es también famosa porque es uno de los primeros y más exitosos ejemplos del famoso toque Collins en la batería, tan característico de los años ochenta. En realidad, el sonido había sido inventado por Collins y los productores Steve Lillywhite y Hugh Padgham un año antes, mientras colaboraban con Peter Gabriel en su tercer disco solista, a veces llamado Melt, a veces Peter Gabriel III, y la prueba es esa degeneración llamada Intruder.
Wrapped around your finger, The Police, 1983 Una de las joyas del último y brillante disco de estudio de The Police, Synchronicity, es casi una relectura de un viejo tema de los Rolling Stones, Under my thumb: en ambos casos, la letra presenta una relación de sumisión en el momento en que se revierten los papeles. El que semejante historia pueda pasar ante los distraídos como una dulce canción de amor es un detalle del genio de Sting,
que repite la proeza en ese tema tan irresistible como siniestro que es Every breath you take, cuyo
protagonista es menos enamorado que stalker. (Esta discordancia de forma y fondo no era una novedad en la banda: Can't stand losing you, otro hit pero de unos años antes, presentaba una ruptura sentimental desde el punto de vista de un chico que decide suicidarse para llenar de culpa a su ex novia. El pop como acto de subversión disfrazado de cuento de hadas, parafraseando la inmortal definición de ciencia ficción que ideara Richard Corliss).
En Wrapped around your finger hay tantas capas de guitarras y teclados, toca tan extraordinariamente bien el baterista Stewart Copeland, que es justo decir que, en el final de su camino, el trío The Police sonaba como dos tríos juntos. Y antes del punto y aparte: el videoclip de este tema es inolvidable, y pueden verlo aquí a la derecha.
Shiver and shake, The Cure, 1987 A mediados de los años ochenta, en el pináculo de su carrera, The Cure quedó al borde de la desintegración cuando los excesos del tecladista y anterior baterista Lol Tolhurst hicieron imposible contar con él ni para las actuaciones en vivo ni para las grabaciones. Y Robert Smith, que no por nada se oculta siempre tras una capa de maquillaje, lo buchoneó mal (?) en este tema, con versos tan amables como "sos una pérdida de tiempo / sos una cara balbuceante", o "sos inútil y feo", o "te quiero romper en pedazos", o "te quiero golpear inerme / tirado en el piso / golpearte hasta que no estés más aquí". ¡Hola, INADI, hola AFSCA, hola Naciones Unidas, acá tienen un caso! ¡Apúrense antes de que Smith lo convierta a Tolhurst en sommelier de trompadas!
Al cierre de esta edición, y vía la banda ancha medium 30 megas de la Escuela Científica Basilio, nos llega la opinión de Ernesto Sábato acerca de esta pelea que tanto mal le hizo a The Cure, a la música y a la democracia: "es atroz, es atroz".
Territorial pissings, Nirvana, 1991 Como cantan los Who en Baba O'Riley, la segunda edad de la vida puede ser llamada "el páramo de la adolescencia". Tan mal lo pasó Kurt Cobain en la época de la escuela secundaria, o liceo como le dicen en Uruguay, que esos años lo inocularon definitivamente contra el machismo y la violencia del más fuerte sobre el más débil, si es que ambas cosas no son lo mismo, y además sembraron la semilla de este áspero tema. Cobain compara a los chicos que se comportan como matones con los animales que marcan su territorio con "meadas territoriales", y perfecciona su desprecio al machismo con un estribillo que dice "nunca encontré a un hombre sabio / si lo es, es una mujer".
Jeremy, Pearl Jam, 1991 Tal vez el grunge haya sido una expresión disonante y furiosa del hartazgo de los nerds y los losers, porque en el mismo año de Territorial pissings se editó y fue un gran éxito este tema de Pearl Jam, basado en una noticia periodística acerca de un chico, maltratado por sus compañeros e ignorado por sus padres, que se pegó un tiro en clase. (Esta primera oración del párrafo está auspiciada por Editorial Perfil, por ser un ejemplo de que ha forjado un estilo: dos o tres datos sueltos habilitan a escribir acerca de una tendencia, o fenómeno). La intepretación vocal de Eddie Vedder es todo lo intensa que puede esperarse, y el videoclip tiene un final durísimo, tanto que lleva años sin ser emitido en TV: un claro ejemplo de lo fácil que es actuar sobre los mensajeros sin atacar los problemas.
Will but you won't, Keith Richards, 1992 Los años ochenta fueron años de Guerra Fría, y no sólo entre el bloque soviético y las potencias lideradas por Estados Unidos: Mick Jagger y Keith Richards pasaron la mayor parte de esos diez años sin hablarse, y también hubo momentos peores. Ya All about you de Richards (en Emotional rescue) admitía una lectura en el sentido de su incomodidad con el liderazgo absoluto de Jagger, y esta canción sigue el mismo patrón: "querés pero no querés / lo hacés pero no lo hacés". También puede leerse como declaración de despecho a una dama: una indicación del concepto que Richards tiene de su Glimmer Twin, a quien en su autobiografía demuele afirmando que los otros Stones se refieren a él como "Brenda". ¡No exageres, Keith: tampoco es que sos parte de la banda en cumplimiento de una probation! Esa condena la tuvo el pobre Bill Wyman, hasta que la cumplió al comienzo de los noventa.
Just, Radiohead, 1995 Temazo genial de Radiohead, del Radiohead de los noventa que, si la tribuna me perdona, es el que más me gusta. La canción está dedicada a una amiga de Thom Yorke, de quien huía "cambiando las cerraduras tres veces", y a la cual le dice, con poderosa elocuencia, que el daño "te lo hacés a vos misma / y eso es lo que realmente duele". Las partes de guitarras son extraordinarias, en especial esa escala disminuida ascendente que parece no terminar nunca y que desemboca en un gran solo de Jonny Greenwood. Y el videoclip es grandioso, y cuenta una historia paralela buenísima, con escasa relación con la letra del tema, y que demuestra como en pocas obras el poder narrativo de la elipsis. (Ya había dictaminado Stevenson: "la verdad del arte es la omisión. Si supiera omitir, no pediría otra cosa. Sabiendo omitir, un hombre transformaría el diario de la mañana en La Ilíada").
You oughta know, Alanis Morissette, 1995 Faltaba en esta lista una canción en la cual la catarsis musical contra una ex pareja fuera ejercida por una mujer, y entonces le llega el turno a este gran tema, en el cual la canadiense es acompañada por dos de los Red Hot Chili Peppers, el bajista Flea y el guitarrista de aquellos años, Dave Navarro. El tono de la letra es dado por versos de sentido elusivo como "¿estás pensando en mí cuando te la cogés?", que no sé cómo interpretar (?). Creo colegir que Alanis se sintió traicionada, y que expresa su ira con alguna virulencia hacia su ex novio Dave Coulier, aunque sin llegar a los extremos de enviarlo a darle saludos a Vandor. (Por poco). Ojo: es importante aclarar que en esta nota no nos reímos de aquellos que fueron víctimas de estas venganzas musicales, nos reímos con ellos.
Es casi el tema oficial de las estrellas pop norteamericanas para despedirse de sus relaciones insatisfactorias, como lo pueden testimoniar Beyoncé y Britney Spears.
I will survive, Cake, 1996 Ya sé que es un éxito de los setenta de Gloria Gaynor, y que entonces se convirtió en un himno para los homosexuales, pero la versión de Cake es rockera en vez de disco, y esta es una página de rock (?). Y además hay unos ligeros cambios de letra que la hacen más desafiante ("fucking look" en lugar de "stupid look" y cosas así). Y además esta versión es muy buena, y además sonaba en la presentación de El Rayo, programa modernoso de los noventa que conducía Dolores Barreiro, a quien desde acá le mandamos un beso (?).
Siempre me quedó la duda de si Resistiré no era una especie de cover disimulado: la filosofía de la letra es la misma, y algunas vueltas melódicas son muy similares.
Song for the dumped, Ben Folds Five, 1997 ¡Así da gusto romper una relación! Bueno, no, me dejé llevar por lo buena que es esta canción, la última de esta serie de notas, y que nos permite llegar a las puertas del siglo XXI, que tal vez tenga su turno de nota con canciones cuyo tema es la venganza alguna vez. Por cierto, no está siendo un siglo pobre en venganzas, digamos desde un cierto 11 de setiembre en adelante.
La letra sigue la tradición de este tipo de canciones, en el sentido de ser poco directa: "entonces quisiste que nos tomáramos un tiempo / bajar un cambio y darnos un poco de espacio / Bueno, andate al carajo / y devolveme mi dinero, puta". ¡Los Salieris de Diego Maradona no lo hubieran hecho mejor!
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