WESTWORLD (1973)

Títulos en español:
- OESTELANDIA - EL MUNDO DE LOS ROBOTS ASESINOS (Argentina)
- OESTELANDIA [TV] (Argentina)
- VACACIONES DEL FUTURO [TV] (Argentina)
- WESTWORLD (ALMAS DE METAL) (España)

Dirigida por:
Michael Crichton
Protagonizada por:
Yul Brynner
Richard Benjamin
James Brolin
Victoria Shaw
Norman Bartold
Estudios: MGM (Prod.-Distr.)
País: EE.UU.
Estreno: 21 de Noviembre de 1973
Duración: 88'
Género: C. ficcion

Reseña crítica:  Los adultos juegan como niños en un mundo de fantasía animado por robots y controlado incógnitamente por un ejército de científicos. Una poderosa corporación construye Delos, un lujoso centro vacacional con tres alternativas: la Roma Antigua, la Edad Media y el Far West. Por mil dólares diarios, cada cliente opta por el escenario que más le atrae para vivir aventuras y amoríos.  
  Los protagonistas son dos hombres de negocios, James Brolin y Richard Benjamin, el primero conocedor del tema debido a reincidir en Delos; el segundo, ansioso de experimentar la adrenalina de disparar un arma de fuego. Un tercer turista, regordeto y de anteojos (Dick Van Patten), llevará a cabo su fantasía de ser sheriff de pueblo. Dos turistas más, otro hombre entrado en carnes (Norman Bartold), vivirá romance y justas en el mundo medieval; en tanto su esposa, acudirá al mundo romano en busca de placer y excitación. El relato se enfoca en las alternativas de Brolin y Benjamin, con sus duelos, sus peleas en la cantina y sus amoríos en el burdel de una madama (Majel Barrett). Cuando una falla técnica se extiende como si fuera “una enfermedad”, los robots de los tres mundos se ven afectados por igual y comienzan a liquidar, sin excepción, a todos los visitantes.  
  Y ahí se inicia el thriller propiamente con la empeñosa persecución que un pistolero (Yul Brynner, en una caracterización que evoca al Chris de THE MAGNIFICENT SEVEN) emprende tras Benjamin. La cámara seguirá a los dos personajes a través del pueblo del oeste, del desierto, del mundo medieval y de interminables pasadizos y laboratorios subterráneos. Un técnico brinda un dato esencial: no hay forma de detener al robot salvo que “le haga ruidos o le eche ácido en el rostro”. Un hallazgo se produce en las varias subjetivas del pistolero, cuya visión cibernética entrega un panorama que hoy describiríamos como “pixelado”: se trata de un efecto generado por computadora (es, decir, el primer CGI de la historia del cine).  
  El percance también afecta al cuerpo de científicos, cuyo líder (Alan Oppenheimer, que volvería a trabajar en el gremio durante las primeras temporadas de THE SIX MILLION DOLLAR MAN) había advertido a la junta directiva acerca de un aumento del índice de malfunciones y fallos. Cuando el primer robot asesina a un turista del mundo medieval, el científico ordena cortar las fuentes de energía. La medida se prueba ineficaz, ya que los robots siguen activos y haciendo daño pero, a la vez, causa el bloqueo de las compuertas y ventilaciones del recinto de trabajo, amenazando con una paulatina asfixia a todo el plantel.  
  Como bajada de línea sociológica, solo hace falta ver la introito –para la época, innovadora– que consiste en la alocución infomercial de un notero que extrae testimonios de clientes felices que regresan de sus vacaciones soñadas. Todos, hombres o mujeres mayores, vuelven con sonrisas de oreja a oreja, exultantes por haber matado pistoleros, conquistado doncellas o haberse dejado seducir por mancebos. Y Crichton da en la tecla con la observación que puede extraerse: una sociedad que se solaza de matar sin acarrear consecuencias jurídicas o fornicar sin peligro de contagio, adulterio o involucramiento ha de estar irremediablemente enferma. A pesar de algún antecedente televisivo8, se dice que la idea se le ocurrió al observar el realismo de los piratas del Caribe en el famoso paseo de Disneyworld. Y es difícil no percibir que el mismo concepto siguió latente, desprovisto de tanta crítica social, con la exitosa JURASSIC PARK (Parque Jurásico-1993).  
   En lo cinematográfico Crichton ofrece un relato entretenido que lleva hasta las últimas consecuencias una idea del terreno de la ciencia ficción. Hay hallazgos en lo musical, con la hipnótica banda sonora que acompaña las escenas de persecución. Mucho se ha dicho y escrito sobre las varias debilidades de lógica interna y conceptuales. En una escena Benjamin se plantea qué pasaría si le disparara a algún turista confundiéndolo por un robot (o si algún turista le dispara a él por accidente) y Brolin le explica que las armas tienen un sensor de calor que no disparan cuando se apunta a un ser humano. Este concepto abre el interrogante sobre cuál será el sensor de calor o el dispositivo equivalente de las espadas del mundo medieval o del mundo romano... así como también la duda sobre la temperatura de los robots (especialmente las ginoides que ofician de prostitutas del burdel que pueden tener sexo con los turistas).  
  Sobre lo que no hay ni la menor duda es que cuando los robots dejan de ser meros juguetes humanoides y Yul Brynner comienza a perseguir a su presa, el film adquiere un cariz que en su momento habrá sido escalofriante y hoy en día mantiene magnético interés en cada una de sus alternativas. Su caminar balanceado, con las manos sobre la hebilla del cinturón, sin exageraciones “robóticas”, tal vez haya sido la más sencilla y acertada interpretación de un androide. Tan influencial que Schwarzenegger tomó sustanciosa nota cuando le tocó encarnar su T-101 en THE TERMINATOR (Terminator-1984). [Cinefania.com]
Calificación Cinefania.com:

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