Reseña crítica: Tetsuji Takechi (1912-1988) pareció destinado a estar siempre al borde de lo permitido. Tras su segunda película que también fue su primer éxito en boleterías, HAKUJITSUMU (Sueño de un Día de Verano-1964), Takechi no perdió tiempo y dos meses después sacó su siguiente opus en el que realmente se propuso ir más allá de los tabúes aceptados. Como tónica, sabiendo del fetichismo de los japoneses por los pies femeninos desnudos, una de las primeras imágenes que tienen los protagonistas al ingresar a un teatro es la de una mujer que se arrastra con sus pies desnudos por una roca y salta al agua; bueno, quien empiece a plantearse como puede ser posible que haya un arroyo en un teatro, sepa que encontrará mayores obstáculos de comprensión en el resto de la trama. El inicio de la película nos muestra a dos hermanas que se encuentran con el marido de una de ellas y acuden a un teatro donde, tras un tema musical interpretada por dos bellas cantantes durante varios minutos, comienza -creemos- una obra de teatro "Noh". La cámara nos muestra esa representación durante más de 10 minutos y, por momentos, se mete dentro, con lo que la obra parece salirse de sus límites (¡vaya manera de romper la cuarta pared!). Saliendo a pasear y cenar, el trío de protagonistas se dedican a degustar platos y bebidas sin preocupación gástrica alguna. Entre una cosa y otra, surge la trama de un pintor cuya esposa está dispuesta a satisfacer sus más íntimos deseos, que tienen que ver con el arte pero también con el sexo. El pintor inicia su recorrido con el típico cuadro de desnudo, intento que termina drásticamente cuando le rasga el lienzo por la cabeza a su atractiva esposa (que oficiaba de modelo). La agresión no termina ahí ya que el artista encuentra que embadurnar el cuerpo de su esposa con sus témperas y óleos le genera, al frotarse compulsivamente, una sensación de placer, sexual y artístico, por igual. Tras alguna experimentación en el campo del "arte corporal" y del sadismo, la esposa muere y su cadáver se aparece en el fondo de una pileta de baño turco no siendo percibida por ninguno de los asistentes salvo por el marido. La acción regresa al trío de bon-vivants, que trata de descansar. Sin embargo, la cena le ha caído mal al escritor y debe correr al baño para evitar desgraciarse en el lecho marital. ¿Fue la historia del pintor una pesadilla producto de unos cuantos camarones de más o fue una narración lúcida inspirada por el dramatismo de la obra teatral a la que asistieron ese mismo día? Se sabe que la censura obligó a cortar un 20% de escenas eróticas y Takechi, con su película anterior en tratativas para distribuirse en América, tuvo que resignarse a estrenar KOKEIMU cortada y prácticamente incomprensible. El resultado ofrece, en partes iguales, atractivo visual y repulsión, que compensan a medias la ausencia de un contenido narrativo discernible que, si bien se percibe relacionado con los dramas teatrales que abren y cierran la película, dejan la idea latente que el director quiso decir mucho más de lo que el espectador puede comprender. [Cinefania.com]
Calificación Cinefania.com: